Lo que no sabía, ni me esperaba, es que aquella maravillosa experiencia de criar de cerca a mi pequeño haría que me olvidara de mí misma por completo. Que dejaría de cuidarme, que no tendría ni unos minutos para mí misma.
Y que por mucho que disfrutara de mi bebé, también me sentiría agotada, y echaría muchísimo de menos esos momentos.